El ingeniero en robótica Dan Davis parece que ha conseguido por fin la invención de su vida: un robot casero con habilidades extraordinarias, destinado a cambiar el rutinario paisaje del ama de casa para siempre. Pero entonces, su socio y amigo Miles, y su novia, Belle, le traicionan arrebatándole la empresa que tanto le costó levantar. Borracho, engañado y confundido, es criogenizado durante treinta años para volver a la vida en 2000. Pero cuando despierta nada es lo que esperaba, la ingeniería no funciona como antes ya que sus inventos cambiaron el mundo de una manera radical… Aunque existe la posibilidad de viajar en el tiempo, lo que le abre un abanico de opciones que nunca hubiera imaginado.
Mi primera novela de Heinlein y en la que tenía puestas muchas expectativas. En parte se cumplieron pero en parte se vieron diluidas. La novela «Puerta al verano» trata de un modo simpático y entretenido el mundo de la ciencia ficción. Nos muestra muchos de los inventos que en el siglo XXI deberíamos estar disfrutando y aunque pocos de ellos los encontremos en la realidad, es agradable ver la imaginación y las descripciones que nos proporciona el autor.
En parte me ha recordado a las películas de intriga en las que, llegando al final, vas descubriendo la trama montada y el porqué de muchas acciones del protagonista. El protagonista de esta historia invierte su tiempo después del «largo sueño» en vengarse de una manera bastante interesante de los responsables de su estado y resulta curioso cómo aprovecha las paradojas que pueden provocar los viajes en tiempo para finalizar el trabajo.
El libro es fácil de leer, tiene una prosa bastante sencilla y atrayente y la trama se mantiene más o menos todo el libro por lo que nunca pierdes el interés. Tiene también sus dosis irónicas y un humor que se agradece, pero aún así no ha terminado de producirme grandes sensaciones. Son interesantes las ideas que refleja acerca de los viajes en el tiempo y diversas ramas ingenieriles, pero la impresión que me ha dejado ha sido que no ha terminado de calar hondo.
Mi nota: 7/10.
Nostalgia por el infinito 