Cronopaisaje – Gregory Benford

cronoEn 1998 el planeta se hunde lentamente en una profunda crisis política, económica y ecológica. En Cambridge, John Renfrew intenta un experimento científico de inmenso alcance: utilizar taquiones para enviar un mensaje al pasado y advertir a los científicos de los años sesenta de los graves problemas que el futuro nos depara.
En 1962, al otro lado del Atlántico y del tiempo, en la Universidad de La Jolla, el joven profesor Gordon Bernstein capta extrañas interferencias en sus experimentos de resonancia nuclear. ¿Puede tratarse de un mensaje?¿De quién? ¿Por qué?
Ambos hombres, separados por el tiempo y el océano, deberán luchar, cada uno por su lado, contra la incomprensión, contra los problemas materiales e, incluso, contra sus propios prejuicios. Pero ambos están jugando con el tiempo, una dimensión enigmática, cuyo desarrollo es siempre una incógnita.

Novelón con todas las de la ley: tiene ciencia, intriga, amor, desastres ecológicos, marujeos académicos, y sobre todo tiene una base científica muy bien detallada y plausible, a pesar de que no deja de ser pura especulación de la época.

Ciencia: Aquí Benford da el do de pecho. Su vida profesional como profesor de física e investigador de física y astrofísica está presente desde la primera página. Muchos conceptos, mucha ciencia a veces comprensible, a veces inquietantemente lejana para los que somos profanos en la materia. Pero dicha ciencia no hace sino dar empaque y consistencia a la parte hard de la novela y a las suposiciones que en ella se hacen.

Intriga: El ver cómo poco a poco van descubriendo cosas nuevas de las interferencias, cómo van en el pasado descubriendo la realidad, cómo en el futuro se van acercando a su inevitable destino, a mi al menos me ha tenido completamente enganchado desde el principio del libro.

Amor: Ésta es una parte que no ha gustado a mucha gente, aunque yo considero que es otro de los puntos fuertes del libro. Ya no sólo el amor sino el desarrollo de los personajes a mi modo de ver es brutal. Hace que realmente llegues a coger cariño, odio o indiferencia a los personajes. Sus situaciones personales, amigos, amores, es algo excelentemente desarrollado en el libro.

Desastres ecológicos: La principal causa de lo que se lleva a cabo a lo largo de las páginas es un futuro desastre mundial en todas las escalas, pero principalmente ecológico. Gracias a toda la mierda que hemos estado usando durante años nos vemos abocados a alimentos contaminados, aire impuro y ecosistemas colapsados. Todo ello va evolucionando y explicándose fenomenalmente bien.

Marujeos académicos: Benford se explaya en algo que conoce seguramente de maravilla. El mundillo académico se detalla excepcionalmente bien y nos acerca a los entresijos, disputas y demás vivencias que se deben desarrollar en los pasillos de estos centros. Una exposición excepcional de la vida científica.

Base científica: Ya hemos dicho que Benford es un científico, y como no, ciencia es lo que crea en esta novela. Sabemos que los taquiones no viajan en el tiempo, pero da igual. El autor nos lleva de la mano por un mundo de fantasía ondulatoria y por abismos de paradojas infernales para mostrarnos su visión sobre este tema. Una visión fantástica, una teoría puramente especulativa pero brillantemente bella. Una visión del universo francamente hermosa. Encima de que ya de por sí me estaba encantando la novela, el cabrón del Benford, para rematarlo, escoge la paradoja del viaje en el tiempo que a mi más me gusta.

Mi nota: 9/10. Creo que queda claro que para mi se merece un sobresaliente.

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