En un futuro no muy lejano, lo único que hace soportable la vida a los seres humanos son las drogas. Obligados a huir de un planeta Tierra casi inhabitable, los colonos de Marte viven bajo el dominio de Leo Bulero, propietario de Equipos P. P., la compañía que fabrica las miniaturas y administra el alucinógeno ilegal (Can-Di) que les permite evadirse trasladándolos a universos y cuerpos de muñecos tipo Barbie. El monopolio de Bulero se ve seriamente amenazado cuando Palmer Eldritch regresa de un largo viaje trayendo consigo una droga nueva y legal (Chew-Zi) que anuncia bajo el lema «Dios promete la vida eterna. Nosotros la proporcionamos»
Dick en estado puro. Drogas de por medio, mundos alucinatorios, personas que pueden vislumbrar el futuro, realidades convulsas, dilemas morales y teológicos, gobiernos manipuladores…vamos lo habitual en este autor. Pero este es,de los libros que he leído de él, el que más engloba y mezcla todas estas características. Eso puede ser bueno o malo. Bueno si queremos descubrir una novela completa y compleja, malo si es nuestro primer acercamiento a Dick y nos vemos envuelto en su particular universo.
No posee un inicio o un final deslumbrante o intenso, pero toda la novela destila ese aroma fundamental a Dick y el recorrido por toda la historia es una buena manera de meternos en su mundo. Los personajes son un tanto estereotipados pero cumplen con su papel y la resolución de la historia con la medio aclaración de quién es ese misterioso personaje llamado Palmer Eldritch le da un buen final a la novela.
Durante casi toda la novela veremos la lucha de nuestro protagonista contra la nueva droga introducida; lucha que nos servirá para conocer la triste vida de los colonos en Marte, o la misteriosa existencia del personaje que da nombre a la novela. Los temas filosóficos estarán a la orden del día encontrando muchas similitudes (además claramente enfocadas a ello) con la vida de Jesús o con acontecimientos místicos.
Una novela densa y compleja en muchos aspectos, sujeta en ocasiones a diversas interpretaciones de la realidad, y con un final que a pesar de más o menos dejar claro el tema sigue dejando en el aire interrogantes que quizás podríamos completar con una visión más mística y teológica del asunto.
Mi nota: 7/10
Nostalgia por el infinito 