¿Fue Elvis Presley secuestrado por los alienígenas? ¿Qué hace el terrícola Arthur Dent convertido en Hacedor de Bocadillos en un remoto y primitivo planeta cuyos habitantes adoran a Bob Todopoderoso y se dedican a la caza de unos absurdos bichos denominados Animales Absolutamente Normales? ¿Cómo ha podido la ahora intrépida reportera transgaláctica Trillian tener una hija con el terrícola antes mentado sin el previo concurso de un ayuntamiento carnal? ¿Por qué Ford Prefect está terriblemente cabreado con los nuevos dueños de la Guía del autoestopista galáctico, Empresas Dimensinfín? ¿Fue Platón quien sentenció «El Universo es lo que es, o lo tomas o lo dejas», o es acaso una máxima de algún filósofo cósmico? ¿Puede uno costearse sus devaneos interplanetarios vendiendo uñas de los pies y diversas secreciones corporales a bancos de ADN? ¿Cómo se consigue que un robot esté perpetuamente al borde del orgasmo? Todos estos inquietantes y trascendentales enigmas tienen su respuesta en esta novela, quinta parte de la trilogía Guía del autoestopista galáctico.
Quinta entrega de esta saga y he de reconocer que Douglas Adams ha vuelto ha hacerme sonreír, y bastante. Una saga que tiene sus altibajos, sus situaciones disparatadas y absurdas, su fina ironía y a veces su loca manera de divertirnos, pero una serie muy muy entretenida. La prueba la tenemos en este quinto libro, y a la postre último de la saga escrito por este autor (nuestros amigos continúan las aventuras pero de la mano de otra escritora)
Un libro que va de menos a más, donde poco a poco van mejorándose situaciones, humor y la propia historia. Seguiremos viendo una galaxia alocada con sus extrañas paradojas espacio-temporales, la cual sirve de base para la mayoría de los acontecimientos en este libro, y es destacable la mezcla del tono pesimista que influyó al autor mientras escribía este libro, así como la existencia de grandes personajes y situaciones surreales.
Es de agradecer también el giro dado al desarrollo de la trama respecto a otros libros de la saga. En este observaremos mucha más acción, muchas más intrigas y un final bastante impactante e increíble. Los personajes siguen en su línea, sobre todo Arthur que a pesar de llevar años conociendo ya los extraños mundos de la galaxia se nos sigue presentando con ese extraño halo de cándida inocencia y embobamiento.
Me gusta también cómo el autor ha jugado con ese universo multidimensional a lo largo de la saga y, sobre todo, muy presente en el final del libro. En resumen, es una saga un tanto friki para los que adoramos este mundillo de la ciencia ficción, pero realmente la salsa la ponen las situaciones absurdas, los personajes tan característicos y el fino humor de este inglés.
Mi nota: 7/10
Nostalgia por el infinito 