Edward Flaswell ha comprado un planetoide para explotarlo: cultivos, búsqueda de oro o de metales preciosos… lo típico en esta era. Lo peor es la soledad, pero su robot de confianza tiene la brillante idea de sugerirle comprar una novia por correo. El problema es cuando recibe por error el modelo súper lujo en lugar del modelo que había solicitado, y tiene que convivir durante cierto tiempo con ella y con su robot-sacerdote.
Es un relato muy cincuentero, publicado por primera vez en la famosa revista Galaxy, y buen exponente de las virtudes y defectos de esta época. Por un lado vemos demasiados tópicos, normales por otra parte en esa época, pero hoy muy desfasados. Por otra parte un fino humor, sobre todo en la parte concerniente a los robots, y ciertas críticas (u homenajes, vaya usted a saber) sociales. En cualquier caso es un relato demasiado sencillo, que es agradable de leer por su tono casual, pero que carece de mayor trascendencia.
Podéis leerlo en alguna de estas recopilaciones.
Mi puntuación final: 4/10. Lo mejor sin duda el humor de los robots y sus personalidades, por ahí se salva un tanto el relato.
Nostalgia por el infinito 